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Digo glugluglu
La noche era perfecta para hacer
lo que debía hacer
hace mucho tiempo. Para mi
desgracia esa noche
no se oiría ningún grito de
ayuda. Esa tarde cuando
todos estarían llegando al
festival de luces al que no
quise ir, mi vida daría un giro
inesperado. Estando en
la cocina divisé que algo se
movía rápidamente entre
los árboles del patio, antes
de preocuparme salí a
verificar que no fuese el perro
del vecino que solía
escaparse para molestar mis
plantas. Caminando
hacía los arbustos supe de
inmediato lo que había
atrapado mi pierna y que me
había hecho retorcerme
de dolor.