Sin serranos ganábamos la guerra contra los chilenos, sin serranos no había reforma agraria, sin serranos no había Alan, ni Fujimori, ni Toledo, ni Ollanta, sin serranos no habría Castillo, sin serranos no habría Sendero ni MRTA, sin serranos no habría pobreza, sin serranos no habría José Carlos Mariátegui ni comunismo latinoamericano, sin serranos no habrían problemas para el sector minero, sin serranos no habrían invasores en la Ciudad de los Reyes, la siempre pujante Lima, sin serranos habría educación cívica, vial y diseño urbano, sin serranos habría solo ropa de marca, sin serranos no habrían errores gramaticales, no habría inflación, ni desempleo, ni resentimiento social; pero lo más importante de todo, es que sin serranos, todos seríamos guapos.