"Fue un día en que había consumido ácido lisérgico dietilamida, y entonces estaba dentro de un bar y me sentía fatal, fatal, fatal. Salí y me desplomé al aire. De repente, me encontré en el espacio y di un giro de 180 grados. Empecé a entrar en picado, ¡fuaaa! Todo pasaba: los cuásares, los pulsares, los planetas, las estrellas, los cometas... y todo iba, ¡fuuuuuuuaaaa! De repente, vi un punto azul, ¡buaaaa!, como este micrófono, y reconocí la Tierra. Fua, atravesé las nubes y, de repente, vi los tejados que estaban ahí en Malasaña, en la calle de la Palma, un poco más abajo. De repente, me vi a mí mismo, a punto de caer al suelo. Entré en mi cuerpo, y fue como: ¡buaaaaaa, haaaaaa! Me senté y me quedé: pompom, pompom, pompom. Esa fue mi experiencia más cercana a la muerte, lo juro."